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viernes, 29 de agosto de 2008

- LOS ANIMALES DE FRAY MARTÍN



"(...) Fray Martín tuvo especial predilección por los pericotes. (...) En los tiempos barberiles de Martín, un pericote era todavía casi una curiosidad, pues, relativamente, la familia ratonesca principiaba a multiplicar. Quizá desde entonces encariñose por los roedores, y viendo en ellos una obra del señor es de presumir que diría, estableciendo comparación entre su persona y la de esos chiquitines seres, lo que dijo un poeta:
El mismo tiempo malgastó en mí Dios
que en hacer un ratón, a lo más dos.
Cuando ya nuestro lego desempeñaba en el convento de enfermero, los ratones campaban como moros sin señor en celdas, cocina y refectorio. Los gatos, que se conocieron en el Perú desde 1537, andaban escasos en la ciudad (...) .Aburridos los frailes con la invasión de roedores inventaron diversas trampas para cazarlos, lo que rarísima vez lograban. Fray Martín puso también en la enfermería una ratonera, y un ratonzuelo bisoño, atraído por el tufillo del queso, se dejó atrapar en ella. Libertólo el lego, y colocándolo en la palma de la mano le dijo:
-váyase, hermanito, y diga a sus compañeros que no sean molestos ni nocivos en las celdas; que se vayan a vivir en la huerta, y yo cuidaré de llevarles alimento cada día.
El embajador cumplió con la embajada, y desde ese momento la ratonil muchitanga abandonó claustro y se trasladó a la huerta. Por supuesto que fray Martín los visitó todas las mañanas, llevando un cesto de desperdicios o provisiones, y que los pericotes acudían como llamados con campanilla.

Mantenía en su celda nuestro buen lego un perro y un gato, y había logrado que ambos viviesen en fraternal concordia. Y tanto, que comían juntos en la misma escudilla o plato. Mirábalos una tarde comer en sana paz, cuando de pronto el perro gruñó y encrespóse el gato. Era que un ratón, atraído por el olorcillo de la vianda, había osado asomar el hocico fuera de su agujero. Descubriólo fray Martín, y volviéndose hacia perro y gato, les dijo:
- cálmense criaturas del Señor, cálmense.
Acercóse en seguida al agujero del muro y dijo:
- salga sin cuidado, hermano pericote. Paréceme que tiene necesidad de comer; apropícuese, que no le harán daño.- Y dirigiéndose a los otros dos animales añadió:
- vaya, hijos, denle siempre un lugarcito al convidado, que Dios da para los tres.
Y el ratón, sin hacerse rogar, aceptó el convite, y desde ese día comió en amor y compaña de perro y gato.
Fuente: Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma.

1 comentario:

a dijo...

gracias doctor.
continue cuidando a esos animalillos.
abrazo,
robotv